Aunque la tradición escultórica barroca sigue manteniendo cierta pujanza, la labor de Winckelman ejerce una gran influencia en los escultores de la segunda mitad del siglo XVIII. Los modelos "anti-barrocos" los va a suministrar la antigüedad clásica, más Grecia que Roma. No surgirá, sin embargo, una escultura tan llena de vida como la renacentista, debido al prejuicio de considerar lo clásico como un ideal insuperable que había de copiarse al pie de la letra. Y, en efecto, apenas hubo otra cosa que copia mecánica de la antigüedad. En realidad, en aquella escultura no interesaba sino la belleza puramente formal; el espíritu está ausente.
ANTONIO CANOVA –Italiano- (1757-1822) es uno de los grandes
escultores de la Historia del Arte y el mayor representante del movimiento
neoclásico. Se le ha considerado como el último gran artista italiano. Su vida estuvo
llena de atenciones y todos los grandes de la época lo estimaron: papas, reyes,
estadistas e intelectuales.Tomó por modelo las obras griegas conservadas en
Italia, fundamentalmente del período helenístico, y sólo ya tardíamente pudo
contemplar con sus ojos los mármoles griegos, las esculturas del Partenón que
instaló en Londres Lord Elgin. Como buen clásico, amó la juventud. Sus
personajes son siempre jóvenes aunque un tanto insensibles. Sus mármoles
blancos resultan fríos. Dotado de un enorme talento, en la más pura
tradición de la escultura italiana(Miguel Ángel, Bernini), su
producción es enormemente variada:
Los
temas mitológicos: "Teseo y Minotaruro - Eros y Psique", las Tres Gracias" – “Hebe escanciadora”
– “Venus saliendo del baño”, etc.
Monumentos
fúnebres para los Papas Clemente XIII y Clemente XIV en Roma y para María
Cristina de Austria , en Viena, su
obra de mayor originalidad.
Destacó
igualmente en el retrato. Destacó su trabajo para Napoleón y su familia. Suya
es la gran estatua
de Napoleón del Museo de Brera, de Milán como un emperador romano, a
"Leticia Bonaparte", madre de Napoleón la representó sentada, a la
usanza de matronas romanas". Paolina
Bonaparte Borguese, hizo un retrato representándola como "Venus victoriosa",
recostada semidesnuda sobre un diván estilo imperio. También retrató otros
personajes, entre los que cabe contar al propio "George Washington". También
en Roma trabaja el danés Thörwaldsen, sus obras son frías y académicas: Hermes, Jasón, Las 3 Gracias.
La
pintura neoclásica: La
pintura neoclásica presenta escasa originalidad, reinventa el clasicismo a
partir de prototipos barrocos, ya que no existen suficientes restos romanos y
griegos para inspirarse. El ideal del pintor neoclásico es intentar reproducir
la escultura clásica a dibujo. El dibujo predomina sobre el color y las
composiciones se encuadran en formas geométricas como rectángulos o triángulos.
Los pintores de este momento se forman en academias
de pintura, muchas de ellas en Italia, por lo cual a su pintura se la llamará
también académica. En este momento se inician también los concursos
de pintura y las exposiciones oficiales. El principal pintor neoclásico
fue el francés Jacques-Louis David - (1748-1825), que introdujo el
neoclasicismo en Francia y fue su máximo exponente desde la época de la
revolución hasta la caída de Napoleón I Bonaparte. Se forma en la pintura
académica en Italia y al tener el inconveniente de la falta de modelos
grecorromanos, David se inspiró en los relieves, de los cuales toma la
simetría, la falta de profundidad y la ordenación de las figurasen filas
paralelas. David representa además al pintor político, comprometido con los
ideales de la Revolución Francesa y el
Imperio Napoleónico, que no duda en poner su arte al servicio de la propaganda. En 1785 pinta en Roma "El juramento de los Horacios",
que se convierte en el manifiesto de la pintura neoclásica europea. David supo conectar con los ánimos contemporáneos, glorificando las virtudes del
patriotismo y sacrificio, abandonando de manera intencionada la narración de la
historia para concentrarse en el momento de exaltación que implicaba el
juramento. La historia se remite al origen legendario de Roma, que está en
lucha con la ciudad de Alba, en el siglo VII a.C. La guerra será resuelta mediante el combate
singular de tres campeones romanos y tres campeones albanos. Los designados son
los tres hermanos de la familia de Horacio,
por la parte romana, y los tres hermanos de los Curiati, por parte de Alba. Hay
que tener en cuenta que la idea que se tiene en el siglo XVIII de los modelos
griegos se basa en la ignorancia de que dichos modelos son, en la mayoría de
los casos, copias romanas. Entonces cayó en la cuenta de su gran error: Grecia
surgía ante su vista como una realidad imprevista, llena de vida.("He
visto los mármoles de Fidias. No tenían nada de afectado, de exagerado, nada de
duro (...) son verdadera carne...") Sin embargo, el caso está complicado por el
hecho de que estas dos familias están ligadas por sendos matrimonios: una hermana de los Horacios con un hermano de los
Curiati, y viceversa. Así pues, los tres momentos resumen en primer lugar,
la declaración de guerra de los tres hermanos, el juramento de fidelidad a Roma
que les toma su padre sobre las espadas que llevarán a la lucha, y la
desesperación de las mujeres, que se apartan del ritmo histórico para llorar en
su privacidad. La pintura
neoclásica tiene por norma diferenciar el espacio
masculino y el femenino. El masculino es el espacio
público, el de la guerra o el trabajo. El espacio femenino será siempre el
hogar, la intimidad, y sus labores llorar a los héroes muertos
o realizar las tareas domésticas. La composición rectangular recuerda a
un escenario teatral; las figuras principales ocupan todas ellas el
primer plano. Las líneas y los contornos
definen con toda claridad los volúmenes. La luz, fría y oblicua, que puede
recordar a Caravaggio, irrumpe sobre las figuras otorgándoles
mayor presencia. Nada es superfluo: la austeridad
queda indisolublemente unida ala
virtud. La misma intención didáctica se refleja en sus obras "La
muerte de Sócrates" (1787) y "Los lictores llevando
a Bruto los cuerpos de sus hijos" (1789), programas
políticos donde se ensalzan una vez más los valores del sacrificio, el estoicismo, la defensa de la verdad y del deber. A
partir de 1790, David se convierte en propagandista de la Revolución y en
activista entusiasta cuando es elegido miembro de la Convención en
1792. De su entusiasmo revolucionario es “El juramento del juego de Pelota”
y otra de de sus obras cumbres es "La
muerte de Marat" (1793). Con la llegada al poder de Napoleón, David será
su pintor de referencia. "El rapto de las Sabinas" (1799) representa
la idea de reconciliación entre los franceses que simbolizaba Napoleón tras los
radicalismos revolucionarios previos. Napoleón
cruzando los Alpes, La coronación de Napoleón son otras obras que ensalzan los
triunfos y la figura de Napoleón. También será muy importante su faceta como
retratista y así serán numerosos los retratos que hace de Napoleón Bonaparte o de la burguesía francesa como el de Madame
Récamier. A la sombra de David hay que situar otros pintores como Ingres,
al que muchos autores consideran superior al mismo David, que se encarga de
defender la pintura académica frente a los nuevos pintores románticos que empiezan a surgir a partir de 1820.
Francisco
de GOYA: Francisco
de Goya y Lucientes (1746-1828) nace en Fuentetodos, pueblo de Zaragoza.
Aprende el oficio de pintor en Zaragoza siendo muy influido por el barroco
italiano. Posteriormente se traslada a la Corte de Madrid donde trabaja
hasta los cuarenta años pintando escenas costumbristas en los cartones
para tapices. Protegido de la Duquesa de
Osuna se convierte en 1785 en pintor del rey Carlos III y en 1799 en pintor de cámara
de Carlos IV. En este momento Goya se convierte en el retratista de moda de
nobles y autoridades. Hasta entonces su vida ha sido un recorrido
de triunfos artísticos y sociales, vive con holgura y lujo. Hacia
1790 queda sordo produciéndose una auténtica metamorfosis de su personalidad
artística que le inclina al aislamiento y la introspección, deja de contemplar
la sociedad como un conjunto de cuadros y costumbres amables y empieza a considerar el ángulo negativo de los
convencionalismos. A partir de 1808 la Guerra de la Independencia, con
todos sus horrores, supone una nueva experiencia dolorosa que intensifica su
pesimismo y crítica social. Tras la guerra y a pesar de ser considerado un afrancesado
es repuesto por Fernando VII en su puesto de pintor de cámara, pero liberal
convencido los excesos del absolutismo le hacen aislarse más. Es su época
de las pinturas negras. Tras la entrada de los Cien Mil Hijos de San
Luís en 1823 y la restauración absolutista, Goya abandona España y se instala en Burdeos donde muere en 1828.
Goya,
pintor de cartones: Se
forma en Zaragoza en el taller de José Luzón, pintor barroco. Así, sus primeras
obras tienen temas religiosos, pero a su llegada a Madrid, en 1.773, empieza a
realizar cartones para la Real Fábrica de tapices. En ellos se ve claramente la
influencia de pintores barrocos como Tiépolo y Meng. La mayor parte de los
cartones de Goya, siempre realizados al óleo sobre lienzo, tratan temas
de contenido vital y optimista; las figuras están relacionadas con una
amable naturaleza en la que se desarrollan aspectos costumbristas y cotidianos.
En estas escenas (campestres, de diversión, cacerías,…) se mezclaban nobleza y
pueblo en una época cuya moda venía señalada
por el hecho de que la alta sociedad gustaba de vestir al estilo de majas. Poco
a poco los cartones presentan un carácter más personal como en La
vendimia, La gallina ciega, El quitasol, El pelele, etc.
Goya
en la corte de Carlos IV: Su trabajo en los cartones para tapices lo empieza
a compaginar con su trabajo como retratista de la nobleza y personas
importantes de la Corte madrileña. Simultánea los retratos con los cartones
para tapices como "El columpio" o "La pradera de San
Isidro". Su fama crece muy rápidamente y es el retratista preferido por la
nobleza de la corte de Madrid. Goya se muestra como un colorista delicado,
logrando que el predominio de los grises entone perfectamente con los verdes y
rosas de la esposa e hijos que contrasta con el oscuro uniforme del Duque En
estos años entra en el círculo de la familia Alba e íntima con la Duquesa
a la que retrata en varias ocasiones. Tras la muerte de la Duquesa de Alba
(1.802) pinta dos de sus obras más conocidas, La maja desnuda y La maja vestida.
En la primera el pintor deja de lado su factura libre y espontánea y se recrea
en el dibujo y en la línea del cuerpo. Por contraste "La maja
vestida" está hecha con una técnica impresionista y con un color caliente.
Son retratos que se apoyan en la pasión, en
la amistad y en la añoranza.
Goya
en la catástrofe.
En
1.808 estalla la guerra de La Independencia. Goya se convierte en un cronista
que intenta ser desapasionado y frío en el análisis de la crueldad. Aunque de
simpatías afrancesadas también comprendió la lucha patriótica y nacional del
pueblo español. Desde el punto de vista pictórico, la guerra de la
independencia fue traducida por Goya en sus dos grandes composiciones del 2 y 3
de Mayo, conocidos como "La carga de los mamelucos" y "Los
fusilamientos del 3 de mayo", la memorable serie de grabados de "Los
desastres de la guerra", así como un enigmático cuadro al que se conoce como “El coloso”. En general,
hasta Goya la guerra había sido representada como un espectáculo bello, pero
los horrores de la guerra, con las violaciones, fusilamientos, robos, sacrilegios,
fueron caldo de cultivo propicio para una mente tan inclinada a
la exaltación como la suya. Goya pinta, pues, una guerra distinta: un
cúmulo de tragedias. No obstante las dos grandes obras pictóricas sobre la
guerra se realizan tras la vuelta al poder de Fernando VII: "El dos
de Mayo" y "Los fusilamientos del 3 de Mayo" realizados en
1.814, ambos cuadros responden a una concepción pictórica totalmente nueva, el
romanticismo, rehuyendo la tradición académica. "El dos de Mayo" es
una obra expresionista, donde el asunto trágico, el pueblo protagonista de una
crónica sangrienta, es representado con un colorido vivo.
Obra
final: Las pinturas negras. Entre 1.820 y 1.823 Goya permanece
encerrado en su casa de Madrid conocida como “La Quinta del Sordo”, realizando
el conjunto más completo y logrado de su obra: las "Pinturas negras".
Las catorce obras fueron pintadas de noche, a la luz de las velas, directamente
sobre la pared, posiblemente en un estado de paranoia inducida por la angustia
de la sordera, sin ninguna intención de exhibición pública, casi como una catarsis
privada. Estas pinturas rompen con la tradición pictórica anterior. Realiza
estas pinturas para sí mismo y nos ofrece una visión profundamente pesimista y
agresivamente irónica sobre el mundo y los hombres.
Goya,
grabador: Con
la excepción de Ribera, cuya producción se realiza en Italia, y de ciertos
tanteos de algunos pintores barrocos, se
puede decir que Goya es el primer grabador en la historia del arte español. Su
primera gran obra como grabador son "Los caprichos", una serie de
estampas concebidas como obra completa de colección, provistas de una intención
crítica. Goya utiliza además del aguafuerte la técnica de la aguatinta, con la
que obtiene efectos de fondos sombríos, de un negro o gris uniforme, como de
tintas planas, sobre las cuales se recortan las siluetas blancas con intensidad
enteramente moderna. Normalmente suele combinar ambas técnicas: trabaja los
fondos con aguatinta y las figuras en aguafuerte, repasando en algunas ocasiones
con buril o punta seca. Esta serie de los "Caprichos" es la primera
colección para ser vendida en conjunto. Contiene una crítica irónica y
despiadada sobre la corrupción de las costumbres (prostitución, celestinaje),
la superstición (brujería, el anticlericalismo y la ignorancia). Su estilo
sigue siendo libre: la concepción de la composición, el tratamiento y dibujo
de las figuras, la utilización de luces y sombras, no tienen nada de académico. La caricaturización, el
simbolismo y la crítica son las notas características de la serie.